¿Por qué he decidido formarme como profesora de Yoga Facial?
Una historia verdadera….
Era una dulce noche de verano. Estaba en casa de mis padres, con mi marido y los niños.
Nos preparamos para la proyección de una película en el jardín. Palomitas en la mano y el cielo sobre nosotros era el límite.
Acabábamos de recibir un archivo de fotos nuestras de vacaciones en un lugar mágico,y empezamos a mirarlas en vez de los anuncios.
El paisaje era increíble. Todos estaban radiantes y hermosos. Pero yo no vi a nadie ni nada de eso. Lo único que vi fue mi aspecto.
Estaba contemplando la pantalla, totalmente alterada. ¿Realmente me veo así? Me cayó encima de sorpresa. Me pareció demasiado, y demasiado pronto. ¡No era justo! Recuerdo cómo si una nube cubriera de pronto mi pecho.Me sentía perpleja, despistada y frustrada.
A pesar de que fue un evento bastante banal, algo cambió en la forma en que me percibía a mí misma. En general, hasta entonces, solía sentirme bastante conforme con mi apariencia. No buscaba verme de una determinada manera, Súper perfecta o 20 años menos. Sólo quería seguir sintiéndome yo misma, estar cómoda con mi apariencia, no dar tantas vueltas al asunto y salir adelante.
Desestimé las opciones “extremas”. Sabía que mi solución no tenía que ser complicada, estar fuera de mi alcance, o simplemente no ser la adecuada para mi manera de ser ante la vida.
Así que empecé a explorar algo que hacía tiempo que sabía que existía: el concepto de Yoga Facial.
En aquel momento, llevaba más de quince años practicando Yoga. Conocía diversos centros y había experimentado diferentes métodos. Entonces empecé a buscar dónde podía aprender y practicar Yoga Facial.
Busqué en la mayoría de los centros de Yoga de Barcelona, busqué en Israel y en Ginebra*. No pude encontrar un lugar donde pudiera tomar clases de Yoga Facial.
Sabía que había una técnica que podía servirme. Pero no sabía dónde aprenderla.
Encontré algo de información, pero nada de lo que pudiera fiarme. Probaba algunos ejercicios en Internet, y se veían perfectos para la persona que los presentaba, pero no tanto para mí…. 
Ni sabía con quién consultar ni cómo mejorar.
Lo que estaba buscando entonces, era aprender algunos ejercicios faciales para mí misma y poder hacerlos de una manera útil y correcta. No tenía otra aspiración más que eso en aquel momento.
Ha pasado un tiempo y todavía sigo buscando, consiguiendo algo de información por aquí y por allá..
Un día descubrí que se abre/abría? un curso para profesores de yoga facial. Lo examiné y me pareció muy extenso y completo, y podía resolver mis dudas.
Algo en mí chispeó: Había estado buscando de todas las maneras posibles dónde aprender, y no había podido encontrar nada. Con este curso podía aprender mucho y luego compartirlo.
Me pareció de repente tan obvio… Así que decidí apuntarme.
Aprendí cómo mover correctamente los músculos de la cara para reducir, prevenir e incluso eliminar arrugas formadas en la capa de piel que los recubre. Y que una práctica enfocada y constante, fortalece y levanta estos músculos que, como todo, van cayendo… (más sobre el Yoga Facial aquí)
Al finalizar el curso, continué estudiando durante un intenso año de estudio y práctica, añadiendo capas de conocimiento y precisiones para profundizar, pulir y formalizar la información acumulada, y para poder compartirla de manera integral, simple y beneficiosa.
Empecé a enseñar. Así que he podido comprobar que hay aquí un método a nuestro alcance, que nos ofrece una solución real para algo que preocupa a muchas personas.
En español, lo llamamos Aging 
. Y lo hace dando un pequeño giro al asunto, actuando desde un lugar más interno y activo, que no es tan ANTI….
No se trata de un elixir mágico que suprima todos los signos de la edad, sino de un recurso que refuerza el sistema global, para ralentizar la llegada de esos signos, para minimizar su visibilidad y para vivir un poco más conforme
con el hecho de que están aquí.
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Doy también clases presenciales en Barcelona
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